Hoy he vuelto a disfrutar y emocionarme en la bombonera. Ya antes de empezar, viendo los cánticos de la hinchada del Dortmunt me fui metiendo en el partido. Ver a la afición del SFC cargada de banderas y cantando con pasión nuestro glorioso himno, con una pasión que hace mucho tiempo no se hacía, me acabo por convencer de que hoy era un partido especial y que a pesar de como estamos, la sabia afición rojiblanca se había concienciado que era día para empujar. Y así lo hizo, así lo hicimos.
A pesar del jarro de agua helada en el minuto 3. Nos levantamos todos, afición y equipo y encerramos a ese super Borussia hasta que le hicimos dos goles.
En la segunda parte, a pesar de las lesiones del Grande Kanoute (fundamental su aportación en ambos goles) y el perdido Perotti, y de un nuevo gol recibido en un corner, el equipo se mantuvo unido, luchó y no cometió grandes errores defensivos. Ellos achucharon mucho pero aguantamos.
Empate que nos lleva a la siguiente fase y que nos deja vivos en la competición que nos dio la gloria; no podemos pensar en Dublín tal y como estamos ahora, pero no sabemos si cuando vuelvan las eliminatorias el equipo se habrá podido levantar y verlo todo con otra perspectiva.
El domingo toca misión imposible en Madrid.
El equipo sigue tocado, pero ver a la gente entregada animando y sufriendo, con el equipo dando todo lo que hoy tiene ha sido gratificante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario