Al borde del paron ligero propio de las navidades, el SFC está exactamente dónde estaba hace seis meses.
Para lo bueno y para lo malo.
Lo bueno: está tercero, detrás de los dos grandes, que están a un nivel altísimo y que salvo cambio inesperado resultan inalcanzables para el Sevilla de Jiménez (o de cualquier otro). Sin embargo, se antoja difícil pensar que cuando se acabe la liga el SFC no este entre los cuatro primeros, y sólo el Valencia parece poder discutirle el bronce de la liga. Los resultados fuera son sobresalientes. Un equipo fiable lejos de Sevilla.
Lo malo: siguen las excusas ante las adversidades y el equipo parece que sigue sin saber a que juega cuando los equipos contrarios se le encierran. La construcción de juego y la circulación de pelota en el centro del campo resultan lamentables y se cae fácilmente en el juego largo (el pelotazo) al delantero. No es casualidad que en el Sánchez Pizjuán se escaparan tantos puntos la pasada liga, y en esta seguirá ocurriendo.
Dudas:
Parece que ha empezado a gestionar algo mejor la plantilla, pero ¿realmente confía en todos los que mete en las rotaciones?
¿Gestionará mejor las eliminatorias o volverá a pifiarla con sus decisiones?
¿Aprenderá algún día a leer los partidos y realizar los cambios que necesita el equipo?
Personalmente, sigo pensando que con otros entrenadores no llevaríamos muchos más puntos (ganar la liga me parece imposible) pero los modos y maneras podrían ser más vistosos. Recibiríamos más goles pero marcaríamos más.
Sigo deseando equivocarme pero yo sigo sin creer en la capacidad de Jiménez para el SFC de hoy, y lo escribo hoy aprovechando una victoria para que no me digan oportunista.